viernes, 4 de junio de 2010

aulas virtuales y pisarras digitales

Dos empresas rosarinas, E-ducativa y Kadima, presentan sistemas para trabajar con las netbooks y para hacer educación a distancia
Una muestra de una pizarra virtual.



Aula Digital es un sistema de pizarras digitales que sirve para trabajar con las netbooks, en el marco del programa a través del cual el gobierno nacional entrega este tipo de computadoras portátiles a estudiantes de todo el país.

Aula Virtual, en tanto, es un sistema que permite a las instituciones desarrollar “el uso de TIC en las aulas” o “complementando las clases presenciales”.

La actividad está dirigida a directores y representantes legales de colegios privados.

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Adiós a la tiza


Las clases son más atractivas y los alumnos están más motivados
Con las pizarras digitales, el alumno está más atento, es protagonista e interactúa
Adiós a la tiza en las aulas. El encerado clásico está a punto de pasar a mejor vida. La revolución educativa pasa ahora por las pizarras digitales, unas pantallas blancas de grandes dimensiones y sensibles al tacto, donde surgen figuras, donde se pueden ver videos y consultar internet o la Larousse. Incluso pueden hablar y dirigirse a un alumno para pedirle que se acerque y resuelva la ecuación. Son "pizarras mágicas" dicen los más pequeños.

Esta nueva herramienta tecnológica puesta al servicio de los profesores está mudando los métodos pedagógicos. Las clases son más atractivas y los alumnos están más motivados, explica Rosa María Barreiro, una maestra pionera en Galicia en el uso de la pizarra digital en el aula. "Un niño motivado aprende antes y de verdad. No se le olvida lo que le enseñan", asegura.

En su colegio, hasta el profesor de Actividad Física se aprovecha del encerado virtual para enseñar a sus alumnos de Infantil qué alimentos son más saludables y cuáles deben evitar para huir de la obesidad. El mensaje del maestro se refuerza mientras en la pantalla aparecen hamburguesas, bollos, manzanas y espinacas. Para que esto suceda, antes el docente debe preparar en su ordenador portátil la clase, buscando imágenes y creando ejercicios para que luego el alumno pueda interactuar. Al llegar al aula, el profesor sólo debe conectar el ordenador y la pizarra y ordenar silencio.

Otro ejemplo, para enseñar a los más pequeños cómo se escribe una carta, se dispersan en la pantalla el sello, el nombre del remitente (su nombre) y el del destinatario (el de un amigo) y la dirección. Entonces el niño se acerca a la pizarra y con su mano va ordenando en el sobre vacío todos los elementos. "Los libros son áridos, fríos y distantes. Con las pizarras digitales, están más atentos. Son protagonistas e interactúan con el encerado", insiste Rosa, que da clase en una escuela rural de Ponteceso, en la provincia de A Coruña.

Rotando por las aulas

Las pizarras digitales empiezan a ser el presente, pero serán sobre todo el futuro. Estos nuevos encerados llegaron a Galicia en el curso 2004-05, entonces la Consellería distribuyó 200 entre los centros. Con la llegada del PSOE a este departamento, se impulsó su uso y se compraron 796. Hay ya casi un millar, informa el departamento de Laura Sánchez Piñón.

Todos los colegios de Primaria y todas las escuelas de Infantil tienen una pizarra que rota por las aulas y que se turnan los profesores. Hace las delicias de los alumnos y se la rifan los maestros apasionados de las nuevas tecnologías. La mitad de las escuelas unitarias también dispone de al menos una pizarra digital.

Mejor suerte corren los colegios rurales agrupados, pues éstos disponen de un encerado virtual por aula. De este modo, el alumno usa la pizarra digital todos los días. El privilegio de estos centros se debe a que ellos fueron los primeros en apostar por esta nueva herramienta educativa, en especial el de Ponteceso.

"El primer encerado digital lo compramos con un premio"
"Tenemos alergia mental a la tiza. Hemos retirado todos los encerados viejos", expone Rosa María Barreiro, directora y profesora, al contar la experiencia del colegio rural agrupado Nosa Señora do Faro, en Ponteceso, un centro pionero en el uso de la pizarra digital, cuyo claustro de profesores logró convencer a las autoridades educativas de la importancia de esta nueva herramienta para formar mejor a sus 60 alumnos de entre tres y siete años.

El camino fue largo y llamaron a "muchas puertas", donde eran recibidos con buenas intenciones, pero poco más. Tanto que el dinero para la primera pizarra digital lo obtuvieron de un premio del Parlamento sueco, que distinguió su página web. El nuevo encerado fue un éxito, los profesores se lo turnaban y los alumnos esperaban ansiosos el mes en el que las clases se daban con la pizarra nueva. Así que los maestros decidieron que había que conseguir un segundo encerado. Y éste llegó a Ponteceso del mismo modo que el primero, ganando un premio.
Los buenos resultados terminaron por convencer a la Consellería. Ahora cada aula tiene su pizarra. FV

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